Por Oscar Jaramillo Robledo ( Cirujano de Tórax)
Resumen de la Conferencia dictada en la Academia Nacional de Medicina. Bogotá, Marzo de 1.999
Dice Karl Popper: yo concibo la
ciencia de forma diferente. Podemos encontrar sus comienzos en los mitos poéticos
y religiosos, en la fantasía humana que intenta ofrecer una explicación de
nosotros mismos y de nuestro mundo. La ciencia surge a partir del mito, bajo el
desafío de la crítica racional: una forma de critica inspirada en la idea de la
verdad; por la búsqueda de la verdad y por la esperanza de alcanzarla… llego así
a la primera tesis de mi alocución: la poesía y la ciencia tienen el mismo
origen. Su origen está en el mito. Sostiene también Paul Diel en el simbolismo
en la mitología griega: los mitos, según su sentido oculto, tratan entonces de
dos temas: la causa primera de la vida (el tema metafísico) y el comportamiento
sensato de la vida (el tema ético).
El mito es una reducción
taquigráfica registrada en las paredes de los templos, en jarrones, en sellos,
es tazones, en espejos, en cofres, en escudos, en tapices …, de la pantomima
ritual realizada en festivales públicos. Estos registros iconográficos más la tradición
oral, se convirtieron en la carta constitucional de las instituciones
religiosas de tribu, clan o ciudad.
El conocimiento del mito no debe
ser entonces un pasatiempo o una forma de demostrar la solvencia sobre las
culturas antiguas. El mito hace parte del proceder de la ciencia y con esta
intención debe mirarse. El mito permite claridad en las encrucijadas de la
cotidianidad de la práctica de las profesiones y de la existencia misma del
hombre enfrentado a disyuntivas sobre la transcendencia, la moral, la ética,
las instituciones, la familia o la enseñanza.
Es el mito una de las más formas
primitivas del pensamiento, precede por tanto a la escritura y puede compararse
en edad con la poesía. El mito griego ha trascendido sus orígenes y se mantiene
vivo en la cultura occidental, pero casi nunca hacemos conciencia de vivir una
buena parte de nuestra existencia y por tanto de la práctica médica o de
cualquier otra profesión, en presencia permanente de estos mitos. El mito es
una forma avanzada del pensamiento y del conocimiento, enseña, alerta sobre la práctica
de acciones dañinas y aclara el modo de las cosas tal como son hoy en día.
Vivir el mito hace más gratificante nuestra practica al sabernos trasladados 50
siglos atrás. Si estamos atentos, cada uno de nosotros podrá encontrarse cada día
con el mito y si así lo hace, esta presencia lo acompañará y hará más
gratificante y universal su práctica.
Múltiples son las versiones y las
interpretaciones de cada uno de los mitos. Lo que parece complicar las cosas
resulta al final en una gran ventaja. Cada visión del mito se adaptará a las
necesidades de cada uno, a esa orientación que se busca en el mito para hacer más
llevadera la existencia de hoy.
En este recorrido nos referimos
en especial a los mitos griegos, aunque para claridad en la compresión del
texto, con frecuencia se nombraran los personajes mitológicos por sus nombres
en la mitología romana, pues a veces ha llegado a nosotros el nombre romano y
por lo tanto es más familiar.
Se nos presentan con frecuencia
los mitos griegos en las formas de los complejos de Edipo y Electra. Ya son muy
conocidos por ustedes. Recordemos al hijo de Layo y esposo e hijo de Yocasta, engendrado
contra la voluntad de Layo por temor a los designios del oráculo de Delfos que
lo sentenciaba a la muerte de su padre y al matrimonio con su madre, fue
abandonado al nacer en el monte Citeron, los pies perforados con un clavo y
atados uno al otro. Así fue encontrado y llamado Edipo que significa pie
hinchado. Criado por Polibio, quien no tenía hijos, recorrió más tarde el
camino oracular. Electra, la hija de Agamenón y Clitemnestra, y hermana de
Ifigenia y de Crisotemis, colabora con Orestes en la muerte de su madre, quien
ha sido conquistada por Egisto, aprovechándose de su soledad, mientras su
esposo legitimo libra la guerra en Troya. Clitemnestra en conjunto con su
amante dan muerte a Agamenón, inspirada no solo por su amante sino también por
la venganza pues su hija Ifigenia ha sido sacrificada por Agamenón en Aulide
como una ofrenda a Artemisa en busca de mejores vientos para las naves griegas
detenidas en una calma chicha.
Era Corónide, la hija de flejias,
habitante de las orillas del lago Beodes. Recibía cuidadosa vigilancia del
cuervo, por mandato de Apolo, en los tiempos que el cuervo era blanco. Coronide
acepto en su lecho a Isquis, pero ya llevaba en su vientre a un hijo engendrado
en ella por Apolo, que no lo sabía. La falta de vigilancia por parte del cuervo
y el pecado imperdonable de no haberle sacado los ojos a Isquis hizo que Apolo
lo convirtiera en ave negra. Desde entonces todos sus descendientes son negros
y es ave portadora de malas noticias y como premonitoria de sombríos sucesos,
ave de mal agüero. El desengaño de Apolo le fue transmitido a su hermana
artemisa, quien buscando venganza disparo sobre Coronide. Yacía su cadáver en
la pira funeraria del Tártaro, llevando a su hijo aún vivo en el vientre,
cuando sobrevino el remordimiento sobre Apolo. A su pedido, Hermes extrajo al
niño de su madre envuelta en llamas. Ese niño fue bautizado con el nombre de
Asclepio fue llevado a la cueva del centauro Quirón, donde aprendió las artes
de la medicina y la casa.
Asclepio acusado por Hades de
robarse a sus súbditos después de que hubo resucitado a Tindareo, o a Glauco, o
quizás Hipólito, o es posible que a Orión, amenazando con trastornar el orden
del mundo y con el agravante de haber aceptado un soborno en oro recibió muerte
por parte de Zeus. Mas tarde resucitaría. A su muerte Asclepio fue convertido
en constelación de Serpentario.
Nace pues el medico de
condiciones que lo acercan a la muerte y al morir, y recibe castigo y muerte
por su ejército, pero siempre resucitara si ha cumplido con el significado de
la palabra Asclepio que significa incesantemente benévolo, nombre que se daba a
los médicos para alabarles la buena práctica de su oficio. Fueron hijos de Asclepio
los médicos Macaón quien curaba las enfermedades del cuerpo y Podalirios que
aliviaba los males del alma. Atendieron a los griegos en la guerra de Troya. La
más famosa curación de Macaón fue de la herida de Filoctetes producida por una
flecha de Heracles. El nombre Macaón proviene de una raíz griega que significa
Cuchillo o Cuchillo de guerra o Cuchillo de sacrificios. Curo la herida en la
cabeza de Menelao y sus servicios eran tan valiosos a los griegos que fue
dispensado del servicio militar y marchaba en la retaguardia de los ejércitos. Ingreso
a Troya oculto en un caballo de madera. El nombre de Podalirios tiene como
significado que donde pone el pie (podos) no crecerán los lirios, flores
relacionadas con los muertos. Fue su esposa Epione y sus hijas: Aceso, Yaso,
Panacea, Egle e Higia. Yaso es la curación. Panacea es la curación universal
gracias a las plantas. Higea es la personificación de la salud. Las serpientes
acompañantes de Asclepio han sido tema de gran discusión. Conozcamos que en su
templo de Epidauro se mantenían serpientes domesticadas y se les concedia el
poder de la renovación, pues como se sabe, la serpiente muda de piel cada año.
La familia de Hipócrates descendía de Esculapio. Ahora entenderemos mejor la
parte inicial del juramento de Hipócrates.
Juro por Apolo, el médico, y por
Esculapio y por Higea y Panacea…Según la idea Homérica, Asclepio invento el
arte de la medicina para los hombres sanos cuyo cuerpo padecía transitoriamente
de algún daño. Este Dios no se ocupa de los cuerpos minados por la enfermedad.
El médico debe dejar morir los cuerpos enfermos, como el juez mata a los
hombres con el alma incurable a fuerza de crímenes.
Veamos un poco quien es Quirón,
el centauro que en compañía de Apolo enseño a Asclepio la medicina. Vivía Quirón
en el monte Pelion. Hijo de Crono quien había tomado la forma de caballo para
engendrarlo en la ninfa Filira y de ahí su figura equina y humana. A diferencia
de los demás centauros, Quirón y Folio tenía un carácter pacífico y benévolo.
Se le llamaba el más justo entre los centauros. Grande en su conocimiento en
curar y había llegado a la práctica de la resurrección. Cambio en Aquiles el
hueso del tobillo irremediablemente dañado, por el extraído del gigante
Damisio, gran corredor de donde se derivó su rapidez en la carrera. Una flecha
arrojada por el arco de Heracles (el Hércules romano), en ocasión de su lucha
contra los centauros, hirió accidentalmente la rodilla de Quirón. Heracles
extrajo la flecha de la pata de su viejo amigo, pero todo esfuerzo fue inútil,
la ulcera se mantuvo activa y dolorosa como todas las causadas por las flechas
de Heracles. Quirón el sanador, el resucitador no pudo curarse a si mismo. Zeus
apiadado y a la solicitud del centauro termino con su existencia como única
manera de aliviarle el sufrimiento, todo facilitado por Prometeo quien le cedió
el derecho a morir, pues había nacido inmortal. Nace la figura tan familiar
para el médico del Sanador-Herido. Ese destino, siempre terrible, que nos
conduce a curar estando enfermos, a aconsejar estando confundidos y a consolar
estando tristes. A sanar estando heridos. Y a escoger la curación o por lo
menos el consuelo como proyecto de vida nos indica que poseemos una herida que,
aunque nunca cicatriza, logra algún alivio a través de la paliación del dolor
ajeno. Es la misma herida de Asclepio en medio de las llamas que consumen a su
madre Coronide, es la misma herida de la pata del Centauro Quirón, nombre relacionado
con la mano, derivamos el nombre de cirujano, quien usa la mano para curar.
Las parcas son en la mitología
griega las Moiras. Para nosotros existen como ser mitológico único con la
figura de un esqueleto armado de filosa guadaña, que sabemos es instrumento de
segar.
Las parcas hijas de Erebo en la Noche
son informadas de las decisiones de Zeus, quien pesa la vía de los hombres. Son
ellas Cloto, Laquesis y Atropo. La vida vista como un hilo, asignado a cada uno
de los mortales y es a Atropo a quien se le ha asignado el oficio de cortar
para siempre con una tijera el hilo de la vida. El trabajo de las parcas es
ineludible para los hombres, ninguno escapa, pues le faltaría la vida misma en
ausencia de quien se la entregara.
Pero para nuestro consuelo, ni el
mismo Zeus está libre de su influencia porque no son sus hijas, sino las hijas
de partogenicas -virginales- de la gran Gran Diosa Necesidad contra quien nadie
puede luchar y que encarna el llamado destino fuerte. El respeto por el destino
Fuerte hará que el medico no entre en inútil lucha con las Parcas y en especial
contra Atropo. Mas bien deberá convertir su lucha contra la muerte, que con
frecuencia lo conduce al exceso, en el combate contra la enfermedad y a favor
del bienestar del hombre, dejando a las hijas de la Gran Diosa Necesidad en
absoluta tranquilidad cuando ya la tijera de Atropo debidamente abierta está a
punto de caer sobre el hilo de la vida. Nos encontramos con Atropo por su
poderoso veneno, la atropina, que como medicina, igual cura que mata. Abrigada
en la hojarasca y bajo los pequeños arbustos de la selva húmeda tropical
descansa una serpiente temida. Se le conoce en el habla popular como la
pudridora, pero su nombre científico Laquesis muta, la emparienta con la parca
medidora.
Las drogas a las que se les
atribuye el aumento del deseo sexual están relacionadas con la Diosa del Deseo,
la bella afrodita. La Hoz de pedernal que armaba la mano de Crono, corto los
órganos genitales de Urano sostenidos por su mano izquierda, que desde entonces
es mano de mal agüero. Todo en venganza de la Madre Tierra cuyos hijos, los
ciclopes, habían sido arrojados al Tártaro por su propio padre Urano. El mar
recibió los restos cercenados. De la espuma flotante en las aguas del océano
impregnado por los genitales de Urano nace Afrodita. Son hijos de Afrodita:
Eros también lo son Deimo -el temor y Fobo -el terror. Su animal predilecto
eran las palomas y dos de ellas tiraban de su carruaje. Su flor, la rosa,
todavía conserva una intensa significancia en los quehaceres del amor. Algunas
veces se le conoció con el nombre de Pandemia (que pertenece a todo un pueblo)
y se le asociaba con la prostitución.
La ninfa Eco de quien se dice poseedora
de la charla más cautivante, entretenía en horas interminables a Hera (la Juno
romana) con fascinantes relatos, y todo con la perversa intención de facilitar
a Zeus (el Júpiter romano) el tiempo necesario para sus amores ilícitos.
Sorprendida en su complicidad fue privada primero del don de la palabra y
después condenada a repetir la última parte de lo que los otros dijeran, el
eco. Al no lograr el amor de Narciso se convirtió en piedra. Desde entonces las
piedras devuelven el sonido. La recordamos en la ecografía y las sombras acústicas
de los cálculos de la vesícula, que vemos con tanta frecuencia, son las sombras
de la ninfa Eco.
Ese joven que vierte sobre los
ojos de los hombres liquido contenido en un cuerno o que toca su frente con una
delicada rama es Hipnos, el dios del Sueño. Nos lo recuerdan a diario los hipnóticos,
que mal servicio le han prestado al respetable Dios, y la hipnosis, función
imperfecta robada por los hombres al hijo de Nix, la Noche. Siendo hijo de la
Noche, el único sueño reparador es el nocturno, tan ajeno a veces a la vida del
médico. El sueño es muy antiguo pues al principio reinaba la oscuridad y de
ella nació el Caos.
De la Oscuridad y el Caos, nació
la Noche, y de la Noche con Erebo (el crepúsculo, la morada de las sombras),
surge el sueño. Se parece Hipnos a su hermano gemelo Tanalos, la Muerte. La
certeza de despertar al dormirse es apenas una ilusión. Tiene Hipnos con la
noche un muy bello, extraño e incomprensible hijo, Morfeo, el Dios de los
sueños, del soñar. El nombre de Morfeo significa forma, pero en la acepción de
forma engañosa tal como son los sueños. Nos es familiar la morfina inductora de
un estado desasogadamente placido, que semeja en forma burda el soñar. Sabemos
ya que el dormir, el morir y el soñar son familiares en extremo cercanos.
Al hijo de Afrodita y Dioniso,
Hera le dio un aspecto obsceno, con enormes órganos genitales, en castigo por
la promiscuidad de su madre. Este es Príapo que representa la imagen de un
jardinero y lleva siempre consigo una podadora y al que recordamos en el
priapismo.
Las Gorgonas, las Horrendas, son
Esteno, Euriale y Medusa. Solo Medusa es mortal. Medusa fue bella, pero al ser
sorprendida por Atenea yaciendo en uno de sus templos con Poseidón, fue
convertida en un monstruo alado, con ojos deslumbrantes, grandes dientes,
lengua saliente, garras afiladas y su cabello de serpientes, que s que vemos en
forma de la cabeza de Medusa en el ombligo de los pacientes con hipertensión
del sistema porta. Su mirada convertía a los hombres en piedra, razón de
quedarnos petrificados ante los grandes temores. Dos redomas con la sangre de
medusa fueron regaladas por Atenea a Asclepio. Con la extraída de las venas del
lado izquierdo podría resucitar, la del lado derecho mataba a l instante. La misma
sangre cura y mata, la misma droga en manos del médico juicioso beneficia y en
las del descuidado es fatal.
De la unión de Hermes con
Afrodita nace un ser con doble sexo: Hermafrodito. Tenía pechos de mujer y
larga cabellera. Según otros decires, Hermafrodito, nacido varón, sedujo de tal
manera a la ninfa Salmacis que esta pidió a los dioses que fueran unidos en un
mismo cuerpo, que posee desde entonces la masculinidad del hijo de Hermes y la
feminidad de la ninfa. Si debe llamarse Hermafrodita o Hermafrodito, es
discusión inútil, pues en su naturaleza está el sexo indefinido.
En la guerra librada por Zeus
contra su padre Crono, intervinieron los Titanes a favor del que todo lo consume,
Crono, el tiempo, que se comió, uno a uno a sus hijos. Zeus, el único salvado
mediante sutil engaño de su madre, del temor de cronos a ser destronado por uno
de sus hijos, fue criado entre otros por una cabra Amaltea, quien le ofrecía su
leche -desde entonces la leche y los quesos derivan de Amaltea, presente en la
constelación capricornio y por la cabra Pan. Llegados los titanes en busca de
Zeus dio la cabra Pan un grito de gran estruendo que los puso en precipitada
fuga. Esta reacción de miedo incontrolable que obligo a la huida a los Titanes,
ante el grito de Pan, persistente en nosotros como el pánico. También se conoce
la afición de Pan por las largas siestas. Los transeúntes que perturbaban su
tranquilidad eran alejados por estruendosos gritos de recién despertado, que
erizaban el cabello, parte de la reacción al grito de Pan, el pánico. Otros
dicen que los ruidos de la naturaleza, obras de Pan, inducen esta reacción de
miedo.
Ameltea mantenía al pequeño Zeus
colgado de la rama de un árbol para que no pudiera ser encontrado ni en la
tierra, ni en el mar, ni en el cielo y los curetes ahogaban con sus cantos y
bailes bulliciosos el llanto del pequeño. Recibió Amaltea como regalo de Zeus
un cuerno de la cabra Aix del que brotaría cualquier cosa deseada, lo que se
nos presenta hoy en día como la cornucopia, el cuerno de la abundancia.
Así como la cabra Pan estaba del
lado de Zeus en su lucha contra Cornos, el gigante Atlante dirigió a los
titanes en defensa de Crono. Perdida la guerra, Atlante fue condenado a
sostener el firmamento sobre su espalda, tal vez apoyado sobre el primer hueso
de sus vertebras que lleva el nombre de Atlas, otro de los nombres de Atlante.
Solo descanso de su pesado trabajo mientras fue engañado por Heracles quien lo
reemplazo, el gigante fue en busca de las manzanas pendientes en el jardín de
las Hespérides. Es bueno decir que el gigante Atlante gobernaba una tierra
situada mas allá de las columnas de Hércules (el peñón de Gibraltar y el de
Ceuta), la Atlántida objeto de más de un estudio y de múltiples especulaciones,
que quedo sumergida por las aguas en medio de alguno de los muchos diluvios que
nos han trastornado y arruinaran el sueño de la especie humana. Se le puede ver
convertido en piedra en el monte Atlas, al norte de África, ante la visión de
la medusa, que le fue mostrada por Perseo.
En 1.595, Mercator publica una
colección de mapas adornando su portada con una figura de Atlante o Atlas.
Atlas es desde aquella publicación el nombre de las obras que contienen ilustraciones
y es en ellos, en los atlas, donde comprendemos algunas de las acciones medicas
diarias.
Cuando hablamos de higiene
estamos alabando a la diosa Higea, diosa de la salud hija, de Asclepio y de
Lampecia.
La fatiga, la locura, la vejez,
la enfermedad y otras situaciones poco agradables a los hombres y con las
cuales se enfrenta el medico cotidianamente habían sido encerradas por Prometeo
en sellada y hermética caja. La curiosidad de Pandora, la primera mujer, la llevo
a abrirla, razón de tantas desagracias que se abatieron sobre la humanidad.
Este mito entrega a la mujer, la llevo a abrirla, razón de tantas desgracias
que se abatieron sobre la humanidad. Este mito entrega a la mujer el origen de
todos los males y Pandora en una venganza de Zeus contra Prometeo y todo el género
humano por en imperdonable pecado de haber robado el fuego a los dioses.
Son hijas de Eride (la
discordia): Ponos (la pena), Lete (el olvido), Fames (el hambre), Algos (el
dolor) y Horcos (el juramento) que representa, en general, abstracciones del
sentir humano y que no tienen leyendas propias. Deimo (el temor) y Fobos (el terror)
son hijos de Ares ( el Marte romano) dios de la Guerra.
El Dios Saturno de la mitología
romana es el Cronos griego. Una enfermedad crónica atribuida a las malas
influencias del sexto planeta y en realidad debida a la intoxicación crónica
con plomo es el llamado saturnismo.
Deméter, la Ceres romana, Diosa
de la agricultura, es la tierra que proporciona a los hombres los alimentos sólidos.
Para nosotros son cotidianos algunos de sus hijos, los hijos de Ceres: los
cereales. Es Deméter la tierra maternal y esencialmente la Diosa del trigo,
distinta a GEA la tierra concebida como un elemento cosmogónico. Enseño a los
hombres a través de Triptolemo el cultivo de trigo y la manera de hacer el pan
y le ordeno que ningún mortal sufriera hambre -que bello ideal. Es inseparable Deméter
de su hija Perséfone (Proserpina, en la mitología romana) raptada por Hades y
convertida en su esposa en el reino de los infiernos, en el preciso instante en
que cogía un lirio. La búsqueda de la hija la llevo a un destierro voluntario, manteniéndose
en la tierra y renunciando a su vida en el Olimpo. Regreso al reino de los
cielos bajo la condición de que su hija repartiera el año entre el reino de los
Infiernos y el olimpo. Sube Perséfone con los brotes de la primavera y su
regreso al reino de Hades lleva la tierra al invierno. Carcino es un crustáceo
habitante del pantano de Lerna.
En la lucha de Heracles con la hidra mordió al
héroe en el talón quien lo aplasto. Hero lo recompenso y lo llevo a habitar
entre las constelaciones: representa el signo de cáncer, nombre y raíz adoptada
por la medicina para denominar los rumores malignos.
Ciane es la responsable del color
azul del mar, fue esposa de Eolo, el viento. Otra Ciane es una fuente azul de
Siracusa que adquirió este color por oponerse al rapto de Persefone por Hades. Este
color azul reaparece en la vida de los hombres como signo de mal presagio
cuando la sangre privada de las bondades del aire transmite su color azulado a
los tegumentos o en el momento de consumir el fatal veneno llamado cianuro.
Las larvas aparecen en la mitología
romana. Son espíritus malignos, fantasmas de los muertos que no han logrado el
descanso, y se adherían a los pasos de los hombres para arrastrarlos al delito.
Eter es hijo de Erebo y de la
noche. Hermano del Dia. Engendro el Cielo y la Tierra. Es la personificación del
aire superior.
Llitia es la divinidad que
precede los partos felices, retenida en el Olimpo para evitar el alumbramiento
por Leto de Apolo y Artemis. Ar}te es la personificación del error, habiendo
engañado a Zeus fue precipitado desde el Olimpo y sus puertas se le cerraron
para siempre. De esta manera el error quedo como patrimonio de la humanidad.
Estafilo significa en griego
racimo. Es el nombre de varios personajes pertenecientes todos al ciclo de
Dioniso, el dios de la vid. Estafilo es un pastor que observa el regreso tardío
y alegre de una de sus cabras. La siguió y descubrió que comía unas frutas por
el desconocidas de lo que comunico a su señor. El rey exprimió los frutos dando
origen al vino. Es estafilo (coco) para nosotros ese germen gram positivo que
al microscopio se agrupa en forma de racimos.
Psique es el nombre del alma. Era
psique la hija de un rey que se mantenía soltera dada su gran belleza, que
asustaba a los pretendientes. Consultado el oráculo fue llevada a una montaña
vestida de novia, de donde fue arrastrada por un suave viento que la deposito
en un hermoso valle. En la noche sintió la presencia tierna y no la de un
horrible monstruo como lo había previsto el oráculo. Psique empezó a gozar de
la compañía de quien era su esposo, pero con la condición expresa de no poderlo
ver.
Incitada por sus hermanas se
aprovisiono de una lampara que prendió en la noche cuando creía dormido a su
compañero. Apareció a su lado un bello adolescente, con la desgracia fortuna que
una gota de aceite lo despertó, con lo cual lo perdió para siempre. Ese compañero
dulce y tierno, del cual se puede disfrutar, pero al cual no se puede pretender
conocer ni entender se llamaba Amor -Eros o cupido- el terrible monstruo que había
predicho el oráculo.
Eros es hijo de Penia, la miseria
y de Poros, el recurso. Engendrado el mismo día del nacimiento de Afrodita
cuando su madre llego a mendigar las sobras del banquete con el que se
celebraba la llegada de la gran diosa. De su madre hereda su permanente
carencia y el destino andariego y de su padre el coraje, la decisión y la energía
propias del astuto cazador. No es mortal ni inmortal, transita ente la vida, la
muerte y la resurrección.
Hebe es la personificación de la
juventud, hija de Zeus y Hera servía el néctar a los dioses antes de rapto del
Gaminedes.
Así, pues, el mito se nos aparece
cada día en la práctica médica: en los actos, en las palabras, en los epónimos y
en el significado que damos a los hechos de la cotidianidad. Siempre nos
ayudaran a entender el camino que hemos escogido y que tarta de aliviar y
algunas veces curar el dolor ajeno, sin poder hacer nada, con una preocupante
frecuencia, por nuestro propio padecimiento. Si cada uno está atento descubrirá
como algún mito se le presentará en el próximo día de su práctica médica, le alegrará
el ejercicio sabiéndose conectado con los principios mismos de la humanidad y
con seguridad le aclara en algo el dilema de por qué estamos dedicados a este
arte y a este oficio.
Si no nos acercamos al mito, cada
vez la realidad será más distante.
Quien quiera ver correctamente la
época en que vive debe contemplarla desde lejos. ¡a que distancia? Es muy
sencillo: a la que no permite ya distinguir la nariz de Cleopatra.