lunes, 8 de septiembre de 2014

12. LA ESCRITURA CON UN PROCESADOR DE TEXTOS

Tomado de "Como se escribe" autor Teresa Serafini

12. La escritura con un procesador de textos

El último decenio ha conocido una impetuosa difusión de los sistemas de escritura con ordenador o «procesador de textos», que han revolucionado el mundo de la escritura profesional, al sustituir a la máquina de escribir. Esta transformación forma parte de la llamada «automación de la oficina», que ha introducido los ordenadores personales prácticamente en todas las empresas (y también en muchos hogares). El procesamiento de textos ha sido acogido con grandes entusiasmos, pero también con traumas y algunas manifestaciones de rechazo, debidas a la necesidad de aprender el funcionamiento de los instrumentos informáticos. Por otra parte, algunos escritores profesionales son ya incapaces de escribir con papel y pluma, y llevan consigo a todas partes el «ordenador portátil» como harían con una estilográfica (lo que se ve facilitado por las dimensiones y el peso de los últimos modelos portátiles; cada día más livianos). Ante tal panorama, parece obligado un breve capítulo final dedicado a la escritura con ordenador.

El «word-processor» o procesador de textos influye en el proceso de escritura, porque concede una gran libertad; pero no hace milagros. En relación con la máquina de escribir, el procesador de textos es como el Ferrari comparado con un 600. Sin duda es mejor el bólido que el utilitario; pero, en los dos casos, lo importante es saber conducir. De la misma forma, usar el mejor procesador de textos no garantiza la creación de un buen texto. En este capítulo describiremos cómo influye el procesador de textos en el procedimiento de la escritura, sin entrar en el detalle del funcionamiento de sistemas específicos y sin hablar de la fase de aprendizaje, que exige paciencia y constancia, aunque dure poco tiempo.

Para el neófito, es necesario un preámbulo que explique a grandes rasgos el comportamiento de un procesador de textos;a este tema se dedica el siguiente epígrafe, que, obviamente, pueden saltarse los lectores expertos en el uso de estos programas informáticos.


12.1. Qué es un procesador de textos

Un procesador de textos o, dicho simplemente y por antonomasia, un procesador es un programa susceptible de ser utilizado en todas las fases de construcción de textos, que facilita las operaciones materiales de la escritura: suprimir, añadir, modificar y cambiar textos de lugar. Además, simplifica cualquier cambio que se introduzca en el redactado final del texto: por ejemplo, en el tipo y el número de caracteres por línea, en el espaciado entre líneas, en la colocación de los títulos y las notas. El mayor valor del procesador va ligado a la posibilidad de transformar un texto sin reescribir las partes que no varían, y, en consecuencia, crear diversos redactados sucesivos con poco esfuerzo.

Cuando se usa un procesador, se acciona el teclado del ordenador (como si fuera una máquina de escribir); la pantalla muestra el texto a medida que éste se va elaborando; la impresora permite obtener en cualquier momento una copia en papel. Algunos procesadores presentan en la pantalla el texto tal y como quedará impreso (se llaman, con una sigla ilegible, WYSWYG: «what you see is what you get» -lo que ves es lo que tendrás). Otros, por el contrario, exigen un poco de fantasía y de tolerancia por parte de quien escribe, porque muestran en pantalla al mismo tiempo el texto y las condiciones de edición (símbolos que indican, por ejemplo, el subrayado o la negrita); estos últimos desaparecen, obviamente,
en la impresión.

Durante la escritura, los caracteres accionados en el teclado se plasman en el texto en una posición determinada, indicada en la pantalla por un cursor, un signo muy visible, como un cuadrado luminoso que centellea de forma intermitente.

Para moverse por el interior del texto se utilizan unas teclas determinadas (marcadas con una flecha, que permiten moverse hacia izquierda, derecha, arriba y abajo); o bien serecurre a un ratón (mouse), un dispositivo que se desplaza haciéndolo resbalar sobre un plano, al lado del ordenador; el cursor repite en la pantalla los mismos movimientos efectuados con el ratón.

Existen en el mercado varios centenares de procesadores. Entre las funciones comunes a todos ellos se encuentran las de numerar las páginas del texto (y determinar los márgenes y el interlineado); las de insertar subrayados o negritas; las de colocar los títulos en el centro de la página; las de buscar palabras o frases en el interior del texto. Una de las funciones más interesantes, desde el punto de vista de la composición del texto, es la que permite cambiar de lugar o copiar fragmentos del texto, oportunamente seleccionados. De este modo, por ejemplo, es posible modificar el orden de presentación de las propias ideas, tanto en la fase de planteamiento del texto como durante su redacción o revisión.

El texto escrito por medio de un procesador queda memorizado en un archivo o file; es posible nterrumpir una sesión de trabajo y reanudarla más tarde, indicando al procesador el nombre del archivo que se desea recuperar. De ese modo, la memoria del ordenador va llenándose progresivamente con muchos textos, sobre los que se puede continuar trabajando incluso después de pasado mucho tiempo.

Algunos procesadores ofrecen al escritor profesional funciones particularmente sofisticadas; por ejemplo, imprimen un índice de manera automática, tomando los títulos de las secciones del texto; extraen la bibliografía de archivos bibliográficos; construyen el índice analítico sobre la base de simples anotaciones en el texto. Así, con la ayuda del procesador, algunos autores escriben textos que salen de sus manos con el aspecto de un libro, y por consiguiente no han de ser mandados a componer por la casa editorial.


12.2. El acopio de ideas

En el acopio de las ideas el procesador no es de especial utilidad. En esa primera fase suele acumularse un material bruto que luego se utilizará de una forma y en un orden completamente distintos. La reutilización de un texto tan desordenado comporta tal trabajo que el uso del procesador resulta antieconómico. Además, la generación de ideas puede producirse a lo largo de un período prolongado, y no siempre es posible correr al ordenador, encenderlo y cargar el programa para insertar una información de un par de líneas; resulta mucho más cómodo apuntarla en un folio colocado sobre la mesa o en el margen del periódico que se tiene en las manos, con tal de que el acopio se realice de un modo suficientemente metódico.

El flujo de escritura se realiza cómodamente con un procesador, siempre y cuando se tenga en cuenta que no hay que dejarse engañar por la facilidad y el placer con que se llena una página. El chasquido de las teclas y el centelleo del cursor son una agradable compañía, cuyo efecto se ha comparado al de los videojuegos. Algunos principiantes escriben rápidamente el texto, pensando ingenuamente que pueden saltarse todas las fases y conseguir automáticamente un escrito bien hecho: en lugar de eso, lo que generalmente obtienen es un cúmulo de frases poco estructuradas.

De esta descripción del uso del procesador en la preescritura se deduce una de las principales características de la escritura con ordenador: el trabajo de redacción puede iniciarse mucho antes que con la máquina de escribir normal. Este hecho, por un lado, permite un notable aumento de la productividad; pero, por otro, puede ser la causa de un extraño peligro: el texto (en pantalla o impreso) parece bello desde el principio, y fácilmente puede parecer ya acabado. Sin embargo, su buen aspecto externo no impide que el contenido sea aún inadecuado. Lo que es más: con el procesador llega a suceder que el autor interrumpe demasiado pronto el trabajo sobre los temas del escrito y se concentra, en cambio, en mejorar los aspectos formales, utilizando por ejemplo subrayados, caracteres especiales y márgenes elegantes.

Aparte del procesador, existen otros instrumentos informáticos (no demasiado utilizados, a decir verdad) que pueden ayudar a la construcción de textos. Existen, por ejemplo, programas para generar un racimo asociativo: precisan una pantalla grande (que contenga una buena parte del racimo) y dotada de una buena «resolución», es decir, que sea capaz de presentar un gran número de detalles. La construcción de un racimo comporta la creación de círculos (o bien de superficies cerradas) en los que insertar las palabras que describen las ideas; unos nexos de unión entre los círculos indican gráficamente las asociaciones. Sin embargo la realización de estas estructuras, aunque se haga con un ratón (que permite moversecon agilidad por la pantalla), resulta más bien trabajosa y no es aconsejable, dada la breve vida y la utilidad provisional de todos los materiales de la fase de preescritura.

Otros programas que pueden usarse en la perspectiva son los spread-sheet (tableres electrónicos) y los data base (bancos o bases de datos), que permiten recoger informaciones estructuradas. Esos programas pueden sustituir a las fichas de cartulina descritas en el capítulo 4, pero su uso sólo se justifica si los datos que se desea recoger son muchos y están bien organizados, si incluyen variables cuantitativas sobre las que desarrollar operaciones de comparación y de síntesis, y si son reutilizables en posteriores trabajos.

12.3. La organización de las ideas

Para explicar cómo se efectúa la redacción de un texto en un procesador, conviene recordar que un escrito puede ser generado de varias maneras distintas. Los psicólogos han llamado a las dos estrategias extremas de creación de escritos bottom-up y top-down (la terminología es corriente en informática).

La estrategia bottom-up (de abajo a arriba) describe un modo de crear el texto por etapas, a través de la acumulación de elementos, primero sin ningún criterio, pero posteriormente organizada y estructurada en sucesivas intervenciones.

Este método es típico de quien aborda un tema o un tipo de texto por primera vez y trabaja un poco a tientas.

El paso de la preescritura a la redacción final es gradual y la reorganización de materiales tanto puede producirse en un momento inicial, durante la preescritura, como en el curso de la redacción.

La segunda estrategia en la generación de textos, top-down (de arriba a abajo), consiste en un modo de producir el texto que, por el contrario, define desde el principio una estructura; simultáneamente ésta genera las ideas y ofrece una organización para insertar las informaciones que se van adquiriendo.
Este segundo modo de proceder es propio de los expertos, que trabajan de un modo más directo y mecánico. Con este sistema la fase de redacción se inicia cuando se ha generado ya un esquema muy rico. El texto así creado no exige por lo general reorganizaciones de importancia.

En la mayor parte de los casos, la generación de textos se produce por una modalidad intermedia entre las dos descritas.

Al lector atento no se le habrá escapado que en este libro se aconseja trabajar al principio con una estrategia bottom-up (acopio de ideas con listas, racimos, etc.), y continuar luego con la definición de una estructura muy clara hasta completar el esquema. A partir de éste se propone generar el texto con un método top-down. En particular, se ha dicho que en el caso de textos con los que se esté muy familiarizado es posible producir el escrito directamente a partir del esquema (top-down). Finalmente, al hablar del flujo de escritura se ha mostrado lo dispersante que resulta desarrollar el texto sin un plan previo.

Un método bottom-up en el proceso de escritura se ve aparentemente facilitado con el uso del procesador, en la medida en que pueden empezarse a anotar ideas, motivos o párrafos enteros que luego se reordenan progresivamente, se desarrollan y se transforman. El procesador puede conducir al producto final por un proceso iterativo: en cada sesión de trabajo se actualiza y mejora el texto producido anteriormente,
tal vez incluso mediante cambios drásticos en la estructura.

Sin embargo, entre los usuarios de los procesadores está bastante extendido el error de empezar demasiado pronto la producción del texto, confiando en la magia de la máquina y saltándose todo el trabajo preparatorio. Ha de tenerse presente que, a pesar de que las modificaciones de un texto se facilitan notablemente con el procesador, el cambio de planteamiento es difícil o imposible (cenderezar» un texto requiere tal vez más esfuerzo que reescribirlo por completo). Este modo de proceder, propio de los neófitos del procesador, es peligroso e ingenuo porque deriva en un verdadero despilfarro de energías. En algunas facultades universitarias, los docentes sostienen que la calidad de las tesis doctorales ha descendido desde que los alumnos han empezado a utilizar los procesadores. No hay datos estadísticos al respecto, pero la hipótesis parece verosímil.

Quien posee ya experiencia en la escritura, trabaja con el procesador siguiendo el método top-down. Crea un proyecto hasta producir un esquema detallado y genera el texto, desarrollando cada punto del esquema sin tener que revisar continuamente la organización. También para quienes usan el procesador el consejo más adecuado es que aborden la producción de los textos de forma estructurada, a partir de un esquema bien definido, sin quemar etapas.

12.4. La redacción

El procesador de textos es un instrumento que en parte influye en el estilo de la escritura. Después de observar muchos escritos producidos directamente con el procesador por escritores profesionales, se advierten algunas características que obviamente no aparecen con la primera utilización del procesador, sino sólo después de años de experiencia.

Ante todo, los textos tienden a ser más esquemáticos que los creados con papel y pluma: a menudo presentan muchos capítulos, secciones y a vecesincluso párrafos numerados, aun cuando se trata de textos que no tienen carácter técnico. Contribuyen a esa característica algunos mecanismos típicos del procesador, como el uso de esquemas de clasificación ya preparados (por ejemplo, funciones que numeran progresivamente los párrafos, o que introducen capítulos, secciones y subsecciones, trasladando título y página al índice de forma automática).

Además, es frecuente que cada párrafo o epígrafe presente una idea completa, un punto del esquema, sin quedar ligado mediante elementos conectivos a los demás. Se utilizan menos, por ejemplo, expresiones del tipo «antes habíamos mencionado, ahora añadimos que... », Los párrafos tienden a ser totalmente «autónomos», sin nexos que los unan a los anteriores o posteriores.

La estructuración de la información por puntos separados y la reducción de los elementos conectivos son una consecuencia de la manera de producir textos con el procesador, puesto que cada párrafo es producido individualmente y en un orden arbitrario, sin seguir necesariamente el orden del esquema.

Una última característica puede señalarse en los textos producidos con el procesador: la redundancia. Dada la facilidad y el placer que proporciona la escritura frente a la pantalla (y tal vez también por la falta de relectura de los materiales producidos con anterioridad), el escrito resulta inicialmente largo y prolijo. Sólo después de un cuidadoso trabajo de supresión de palabras y frases superfluas resultará escueto y eficaz.

12.5. La revisión

La revisión de un documento se agiliza extraordinariamente con el uso de un procesador. Ya hemos visto que el mecanismo de traslado de porciones del texto permite, en especial si cada párrafo es autónomo, modificar el orden de presentación global de las ideas. Las mayores ventajas del uso de un procesador en la revisión se dan, sin embargo, en el nivel de la frase, donde es posible aportar correcciones y pequeñas modificaciones. Después de ese tipo de cambios, el texto sigue estando limpio y ordenado; las modificaciones no alteran la estética del documento. El típico ciclo de revisión de un documento producido con un procesador es el siguiente: producción, impresión, corrección (mediante anotaciones en el documento impreso), inserción de las correcciones (por medio del procesador), impresión, corrección posterior, y así sucesivamente, hasta que el documento resulta totalmente satisfactorio.

Cada nueva versión aparece, desde el punto de vista de la presentación, perfecta y desprovista de enmiendas y tachaduras.

Algunos procesadores están además conectados a un diccionario y a programas que ayudan a corregir el texto. De ese modo es posible, por ejemplo, verificar la ortografía de las palabras y fragmentar las frases demasiado largas, puesto que el programa señala de forma automática las incorrecciones.

Todas estas características de los procesadores aportan ventajas para la producción de determinados textos en particular: los documentos de las empresas (informes, minutas, cartas de negocios), la tesis de licenciatura, los textos científicos en general (artículos y memorias). Recientemente, los procesadores han empezado a ser utilizados también para la escritura de textos «humanísticos» y «literarios». Entre sus usos más extraños pueden citarse las cartas «circulares» que, impresas en gran número, se envían a un grupo de personas, con pequeñas variantes individualizadas para cada una de ellas, como es el caso de las campañas publicitarias dirigidas a clientes potenciales (con el nombre y dirección del destinatario, más alguna otra característica, incluidos en el texto de la carta).


Estos ejemplos muestran que el procesador de textos es un instrumento versátil y de gran utilidad para el estudio y el trabajo, pero también en las relaciones sociales.