Tomado de "Como se escribe" autor Teresa Serafini
12. La escritura con un procesador de textos
El último decenio ha conocido una
impetuosa difusión de los sistemas de escritura con ordenador o «procesador de textos»,
que han revolucionado el mundo de la escritura profesional, al sustituir a la
máquina de escribir. Esta transformación forma parte de la llamada «automación
de la oficina», que ha introducido los ordenadores personales prácticamente en
todas las empresas (y también en muchos hogares). El procesamiento de textos ha
sido acogido con grandes entusiasmos, pero también con traumas y algunas
manifestaciones de rechazo, debidas a la necesidad de aprender el
funcionamiento de los instrumentos informáticos. Por otra parte, algunos
escritores profesionales son ya incapaces de escribir con papel y pluma, y
llevan consigo a todas partes el «ordenador portátil» como harían con una
estilográfica (lo que se ve facilitado por las dimensiones y el peso de los
últimos modelos portátiles; cada día más livianos). Ante tal panorama, parece
obligado un breve capítulo final dedicado a la escritura con ordenador.
El «word-processor» o procesador de
textos influye en el proceso de escritura, porque concede una gran libertad;
pero no hace milagros. En relación con la máquina de escribir, el procesador de
textos es como el Ferrari comparado con un 600. Sin duda es mejor el bólido que
el utilitario; pero, en los dos casos, lo importante es saber conducir. De la
misma forma, usar el mejor procesador de textos no garantiza la creación de un
buen texto. En este capítulo describiremos cómo influye el procesador de textos
en el procedimiento de la escritura, sin entrar en el detalle del
funcionamiento de sistemas específicos y sin hablar de la fase de aprendizaje,
que exige paciencia y constancia, aunque dure poco tiempo.
Para el neófito, es necesario un
preámbulo que explique a grandes rasgos el comportamiento de un procesador de
textos;a este tema se dedica el siguiente epígrafe, que, obviamente, pueden
saltarse los lectores expertos en el uso de estos programas informáticos.
12.1. Qué es un procesador de textos
Un procesador de textos o, dicho
simplemente y por antonomasia, un procesador es un programa susceptible de ser utilizado
en todas las fases de construcción de textos, que facilita las operaciones
materiales de la escritura: suprimir, añadir, modificar y cambiar textos de
lugar. Además, simplifica cualquier cambio que se introduzca en el redactado
final del texto: por ejemplo, en el tipo y el número de caracteres por línea,
en el espaciado entre líneas, en la colocación de los títulos y las notas. El
mayor valor del procesador va ligado a la posibilidad de transformar un texto
sin reescribir las partes que no varían, y, en consecuencia, crear diversos
redactados sucesivos con poco esfuerzo.
Cuando se usa un procesador, se
acciona el teclado del ordenador (como si fuera una máquina de escribir); la
pantalla muestra el texto a medida que éste se va elaborando; la impresora
permite obtener en cualquier momento una copia en papel. Algunos procesadores
presentan en la pantalla el texto tal y como quedará impreso (se llaman, con
una sigla ilegible, WYSWYG: «what you see is what you get» -lo que ves es lo
que tendrás). Otros, por el contrario, exigen un poco de fantasía y de
tolerancia por parte de quien escribe, porque muestran en pantalla al mismo
tiempo el texto y las condiciones de edición (símbolos que indican, por
ejemplo, el subrayado o la negrita); estos últimos desaparecen, obviamente,
en la impresión.
Durante la escritura, los caracteres
accionados en el teclado se plasman en el texto en una posición determinada, indicada
en la pantalla por un cursor, un signo muy visible, como un cuadrado luminoso
que centellea de forma intermitente.
Para moverse por el interior del texto
se utilizan unas teclas determinadas (marcadas con una flecha, que permiten moverse
hacia izquierda, derecha, arriba y abajo); o bien serecurre a un ratón (mouse),
un dispositivo que se desplaza haciéndolo resbalar sobre un plano, al lado
del ordenador; el cursor repite en la pantalla los mismos movimientos
efectuados con el ratón.
Existen en el mercado varios centenares
de procesadores. Entre las funciones comunes a todos ellos se encuentran las de
numerar las páginas del texto (y determinar los márgenes y el interlineado);
las de insertar subrayados o negritas; las de colocar los títulos en el centro
de la página; las de buscar palabras o frases en el interior del texto. Una de
las funciones más interesantes, desde el punto de vista de la composición del
texto, es la que permite cambiar de lugar o copiar fragmentos del texto,
oportunamente seleccionados. De este modo, por ejemplo, es posible modificar el
orden de presentación de las propias ideas, tanto en la fase de planteamiento del
texto como durante su redacción o revisión.
El texto escrito por medio de un
procesador queda memorizado en un archivo o file; es posible nterrumpir
una sesión de trabajo y reanudarla más tarde, indicando al procesador el nombre
del archivo que se desea recuperar. De ese modo, la memoria del ordenador va
llenándose progresivamente con muchos textos, sobre los que se puede continuar trabajando
incluso después de pasado mucho tiempo.
Algunos procesadores ofrecen al
escritor profesional funciones particularmente sofisticadas; por ejemplo,
imprimen un índice de manera automática, tomando los títulos de las secciones
del texto; extraen la bibliografía de archivos bibliográficos; construyen el
índice analítico sobre la base de simples anotaciones en el texto. Así, con la
ayuda del procesador, algunos autores escriben textos que salen de sus manos con
el aspecto de un libro, y por consiguiente no han de ser mandados a componer
por la casa editorial.
12.2. El acopio de ideas
En el acopio de las ideas el
procesador no es de especial utilidad. En esa primera fase suele acumularse un
material bruto que luego se utilizará de una forma y en un orden completamente distintos.
La reutilización de un texto tan desordenado comporta tal trabajo que el uso
del procesador resulta antieconómico. Además, la generación de ideas puede
producirse a lo largo de un período prolongado, y no siempre es posible correr
al ordenador, encenderlo y cargar el programa para insertar una información de
un par de líneas; resulta mucho más cómodo apuntarla en un folio colocado sobre
la mesa o en el margen del periódico que se tiene en las manos, con tal de que
el acopio se realice de un modo suficientemente metódico.
El flujo de escritura se realiza
cómodamente con un procesador, siempre y cuando se tenga en cuenta que no hay
que dejarse engañar por la facilidad y el placer con que se llena una página.
El chasquido de las teclas y el centelleo del cursor son una agradable
compañía, cuyo efecto se ha comparado al de los videojuegos. Algunos
principiantes escriben rápidamente el texto, pensando ingenuamente que pueden saltarse
todas las fases y conseguir automáticamente un escrito bien hecho: en lugar de
eso, lo que generalmente obtienen es un cúmulo de frases poco estructuradas.
De esta descripción del uso del
procesador en la preescritura se deduce una de las principales características
de la escritura con ordenador: el trabajo de redacción puede iniciarse mucho
antes que con la máquina de escribir normal. Este hecho, por un lado, permite
un notable aumento de la productividad; pero, por otro, puede ser la causa de
un extraño peligro: el texto (en pantalla o impreso) parece bello desde el
principio, y fácilmente puede parecer ya acabado. Sin embargo, su buen aspecto
externo no impide que el contenido sea aún inadecuado. Lo que es más: con el
procesador llega a suceder que el autor interrumpe demasiado pronto el trabajo sobre
los temas del escrito y se concentra, en cambio, en mejorar los aspectos
formales, utilizando por ejemplo subrayados, caracteres especiales y márgenes
elegantes.
Aparte del procesador, existen otros
instrumentos informáticos (no demasiado utilizados, a decir verdad) que pueden ayudar
a la construcción de textos. Existen, por ejemplo, programas para generar un
racimo asociativo: precisan una pantalla grande (que contenga una buena parte
del racimo) y dotada de una buena «resolución», es decir, que sea capaz de
presentar un gran número de detalles. La construcción de un racimo comporta la
creación de círculos (o bien de superficies cerradas) en los que insertar las
palabras que describen las ideas; unos nexos de unión entre los círculos
indican gráficamente las asociaciones. Sin embargo la realización de estas
estructuras, aunque se haga con un ratón (que permite moversecon agilidad por
la pantalla), resulta más bien trabajosa y no es aconsejable, dada la breve
vida y la utilidad provisional de todos los materiales de la fase de
preescritura.
Otros programas que pueden usarse en
la perspectiva son los spread-sheet (tableres electrónicos) y los data
base (bancos o bases de datos), que permiten recoger informaciones estructuradas.
Esos programas pueden sustituir a las fichas de cartulina descritas en el
capítulo 4, pero su uso sólo se justifica si los datos que se desea recoger son
muchos y están bien organizados, si incluyen variables cuantitativas sobre las que
desarrollar operaciones de comparación y de síntesis, y si son reutilizables en
posteriores trabajos.
12.3. La organización de las ideas
Para explicar cómo se efectúa la
redacción de un texto en un procesador, conviene recordar que un escrito puede
ser generado de varias maneras distintas. Los psicólogos han llamado a las dos
estrategias extremas de creación de escritos bottom-up y top-down (la
terminología es corriente en informática).
La estrategia bottom-up (de
abajo a arriba) describe un modo de crear el texto por etapas, a través de la
acumulación de elementos, primero sin ningún criterio, pero posteriormente
organizada y estructurada en sucesivas intervenciones.
Este método es típico de quien aborda
un tema o un tipo de texto por primera vez y trabaja un poco a tientas.
El paso de la preescritura a la
redacción final es gradual y la reorganización de materiales tanto puede
producirse en un momento inicial, durante la preescritura, como en el curso de
la redacción.
La segunda estrategia en la generación
de textos, top-down (de arriba a abajo), consiste en un modo de producir
el texto que, por el contrario, define desde el principio una estructura; simultáneamente
ésta genera las ideas y ofrece una organización para insertar las informaciones
que se van adquiriendo.
Este segundo modo de proceder es
propio de los expertos, que trabajan de un modo más directo y mecánico. Con
este sistema la fase de redacción se inicia cuando se ha generado ya un esquema
muy rico. El texto así creado no exige por lo general reorganizaciones de
importancia.
En la mayor parte de los casos, la
generación de textos se produce por una modalidad intermedia entre las dos
descritas.
Al lector atento no se le habrá
escapado que en este libro se aconseja trabajar al principio con una estrategia
bottom-up (acopio de ideas con listas, racimos, etc.), y continuar luego
con la definición de una estructura muy clara hasta completar el esquema. A
partir de éste se propone generar el texto con un método top-down. En
particular, se ha dicho que en el caso de textos con los que se esté muy
familiarizado es posible producir el escrito directamente a partir del esquema (top-down).
Finalmente, al hablar del flujo de escritura se ha mostrado lo dispersante
que resulta desarrollar el texto sin un plan previo.
Un método bottom-up en el
proceso de escritura se ve aparentemente facilitado con el uso del procesador,
en la medida en que pueden empezarse a anotar ideas, motivos o párrafos enteros
que luego se reordenan progresivamente, se desarrollan y se transforman. El
procesador puede conducir al producto final por un proceso iterativo: en cada
sesión de trabajo se actualiza y mejora el texto producido anteriormente,
tal vez incluso mediante cambios
drásticos en la estructura.
Sin embargo, entre los usuarios de los
procesadores está bastante extendido el error de empezar demasiado pronto la
producción del texto, confiando en la magia de la máquina y saltándose todo el
trabajo preparatorio. Ha de tenerse presente que, a pesar de que las
modificaciones de un texto se facilitan notablemente con el procesador, el
cambio de planteamiento es difícil o imposible (cenderezar» un texto requiere tal
vez más esfuerzo que reescribirlo por completo). Este modo de proceder, propio
de los neófitos del procesador, es peligroso e ingenuo porque deriva en un
verdadero despilfarro de energías. En algunas facultades universitarias, los
docentes sostienen que la calidad de las tesis doctorales ha descendido desde
que los alumnos han empezado a utilizar los procesadores. No hay datos
estadísticos al respecto, pero la hipótesis parece verosímil.
Quien posee ya experiencia en la
escritura, trabaja con el procesador siguiendo el método top-down. Crea
un proyecto hasta producir un esquema detallado y genera el texto,
desarrollando cada punto del esquema sin tener que revisar continuamente la
organización. También para quienes usan el procesador el consejo más adecuado
es que aborden la producción de los textos de forma estructurada, a partir de
un esquema bien definido, sin quemar etapas.
12.4. La redacción
El procesador de textos es un
instrumento que en parte influye en el estilo de la escritura. Después de
observar muchos escritos producidos directamente con el procesador por escritores
profesionales, se advierten algunas características que obviamente no aparecen
con la primera utilización del procesador, sino sólo después de años de
experiencia.
Ante todo, los textos tienden a ser
más esquemáticos que los creados con papel y pluma: a menudo presentan muchos capítulos,
secciones y a vecesincluso párrafos numerados, aun cuando se trata de textos
que no tienen carácter técnico. Contribuyen a esa característica algunos
mecanismos típicos del procesador, como el uso de esquemas de clasificación ya
preparados (por ejemplo, funciones que numeran progresivamente los párrafos, o
que introducen capítulos, secciones y subsecciones, trasladando título y página
al índice de forma automática).
Además, es frecuente que cada párrafo
o epígrafe presente una idea completa, un punto del esquema, sin quedar ligado mediante
elementos conectivos a los demás. Se utilizan menos, por ejemplo, expresiones
del tipo «antes habíamos mencionado, ahora añadimos que... », Los párrafos
tienden a ser totalmente «autónomos», sin nexos que los unan a los anteriores o
posteriores.
La estructuración de la información
por puntos separados y la reducción de los elementos conectivos son una
consecuencia de la manera de producir textos con el procesador, puesto que cada
párrafo es producido individualmente y en un orden arbitrario, sin seguir
necesariamente el orden del esquema.
Una última característica puede
señalarse en los textos producidos con el procesador: la redundancia. Dada la
facilidad y el placer que proporciona la escritura frente a la pantalla (y tal
vez también por la falta de relectura de los materiales producidos con
anterioridad), el escrito resulta inicialmente largo y prolijo. Sólo después de
un cuidadoso trabajo de supresión de palabras y frases superfluas resultará
escueto y eficaz.
12.5. La revisión
La revisión de un documento se agiliza
extraordinariamente con el uso de un procesador. Ya hemos visto que el
mecanismo de traslado de porciones del texto permite, en especial si cada
párrafo es autónomo, modificar el orden de presentación global de las ideas.
Las mayores ventajas del uso de un procesador en la revisión se dan, sin
embargo, en el nivel de la frase, donde es posible aportar correcciones y pequeñas
modificaciones. Después de ese tipo de cambios, el texto sigue estando limpio y
ordenado; las modificaciones no alteran la estética del documento. El típico
ciclo de revisión de un documento producido con un procesador es el siguiente: producción,
impresión, corrección (mediante anotaciones en el documento impreso), inserción
de las correcciones (por medio del procesador), impresión, corrección
posterior, y así sucesivamente, hasta que el documento resulta totalmente
satisfactorio.
Cada nueva versión aparece, desde el
punto de vista de la presentación, perfecta y desprovista de enmiendas y
tachaduras.
Algunos procesadores están además
conectados a un diccionario y a programas que ayudan a corregir el texto. De
ese modo es posible, por ejemplo, verificar la ortografía de las palabras y
fragmentar las frases demasiado largas, puesto que el programa señala de forma
automática las incorrecciones.
Todas estas características de los
procesadores aportan ventajas para la producción de determinados textos en
particular: los documentos de las empresas (informes, minutas, cartas de
negocios), la tesis de licenciatura, los textos científicos en general
(artículos y memorias). Recientemente, los procesadores han empezado a ser
utilizados también para la escritura de textos «humanísticos» y «literarios».
Entre sus usos más extraños pueden citarse las cartas «circulares» que,
impresas en gran número, se envían a un grupo de personas, con pequeñas
variantes individualizadas para cada una de ellas, como es el caso de las
campañas publicitarias dirigidas a clientes potenciales (con el nombre y
dirección del destinatario, más alguna otra característica, incluidos en el
texto de la carta).
Estos ejemplos muestran que el
procesador de textos es un instrumento versátil y de gran utilidad para el
estudio y el trabajo, pero también en las relaciones sociales.